Yo que siento el mensaje de otro cuerpo
en la piel de mis dedos
de otro cuerpo que me dice temblando
yo también te deseo.
Te deseo en la lluvia que llena
de plata tu espalda.
Te deseo en aquello que gime e implora
debajo de tu falda.
Tu cuerpo palpitante con todas
sus voces me invoca,
su puerta se humedece
y me llama con una nueva boca.
Y mi llave que tiene la forma
de una llama erecta
va buscando el camino glorioso
que conduce a tu puerta.
Majestuosa es la blanca montaña,
majestuosos tus pechos
y mi mar que tranquilo te baña
y empapa tu lecho.
Puro fuego es tu cielo,
puros besos te cruzan también,
nuestros cuerpos tendidos
son la copia feliz del Edén.
Óscar Hahn, Apariciones profundas.
Santiago: LOM Ediciones, 2002.
0 Menstruaciones dolorosas:
Publicar un comentario